La Filosofía Occidental: Descartes
La inflexión decisiva para la metafísica occidental. Nuevos
saberes e intento cartesiano de fundarlos desde el horizonte de la nihilidad.
Pero aquí el horizonte de la nihilidad no le lleva a poner en primer
plano la finitud intrínseca, sino la la incertidumbre radical de la
inteligencia. Dos partes: la incertidumbre o problema que Descartes plantea;
después los pasos en la marcha del problema.
Art. 1: El horizonte de la nihilidad:
la incertidumbre.
Reglas para la dirección del ingenio: todas las ciencias humanas constituyen
una sola cosa: la sabiduría. Descartes hace unas Meditaciones de prima
philosophia que recaen sobre todo lo que se quiere saber. No se toman los
datos de esta ciencia, sino la intrínseca condición de la ciencia
y de su objeto partiendo solamente de las razones sacadas de nuestra mente.
Recibe de la filosofía anterior una idea precisa de lo que es ciencia,
no como cuerpo de verdades sino como modo de conocimiento. OccaM la ciencias
es cognitio vera se dubitabilis, nata fieri evidens per discursum: hecho por
su propia naturaleza para ser evidenciado por un razonamiento. Cognitio vera:
verad se refiere a que las cosas sean como el intelecto afirma que son. En
segundo lugar, es dubitable, por lo menos en principio mientas no se dé
razón de ellas. Y ha de ser evidenciada por un discurso. La duda queda
transpuerta en certeza. Son tres momentos esenciales del problema de Descartes:
la verdad, la duda, la certeza por evidencia. Aquí no se comienza en
una meditación acerca del ente, sino con una meditación sobre
la inteligencia. Para la filosofía anterior la inteligencia era difícil
de conocer, para Descartes es algo fácil e inmediato. Su inmediatez
es lo que le confiere su preeminencia en filosofía. La ultimidad que
la filosofía busca es la utilidad de una certeza que sea inconmovible.
Buscar un orden de fundamentación de certezas verdaderas que sean inconmvibles.
Art. 2: La marcha del problema.
I) Primer paso: duda y certeza. En Ockam la inseguridad es una orla del conocimiento.
Para Descartes algo más profundo. Se convierte en método. No
significa asunto, sino "el camino que conduce a la verdad" de Parménides.
Duda no solamente porque sea todo dubitable (y Descartes pasa revista a muchos
conocimientos), sino porque por lo menos una vez en la vida hay que poner
todo en duda para ver qué se resiste a ella. Este es el fin de la duda:
ver si algo resiste. Recluido en sí mismo y en sus pensamientos: solus
recedo. Estar solo con los pensamientos ya Esquilo en el verso 757 del Agamenón,
también El Noli foras ire de Agustín. Pero Agustín añadía:
me es más fácil duda de que yo viva que de que no haya verdad.
Ahora no es sólo soledad para encontrar la verdad, sino buscar un punto
resistente a la duda. El pienso luego existo. De ahí que la filosofía
de Descartes, a partir de este momento, va a ser una egología.
II) Segundo paso: certeza y evidencia. Es inconcuso el cogito porque percibo
con claridad y distinción que si pienso existo. Pero: genio maligno
que engañara en las evidencias más evidentes. Pero en el cogito
hace excepción porque no es un razonamiento. El ergo forma parte de
la cogitatio en cuanto tal. Es un intuitius. Descartes: cuando digo cogito
ergo sum estoy diciendo cogito me cogitare. Este intuitus es resistente a
toda duda. Cogito me cogitare interviene el yo dos veces. Pensamiento pensado
y pensamiento pensante: el pensamiento pensante piensa el pensamiento pensado.
Y del pensamiento pensante tiene Descartes una certeza inconcusa (el primer
término). El segundo podría ser falso, pero el primero es inconcuso.
Ni la omnipotencia divina podría hacer que ese intuitus fallara. Pensamiento
pensante que envuelve en sí la existencia. No es solo un hecho inconcuso,
sino que nos revela la esencia misma del hombre: ego sum res cogitans. Se
pueden hacer algunas críticas. Descartes se mueve en el orden de las
verdades ciertas, de una egología cuyo carácter formal es la
certeza inconmovible del ego. Pero ¿es verdad que realmente lo hace
Descartes esto? El pensamiento del que trata Descartes se inscribe en la actualidad:
yo soy actualmente pensante. En español es ESTOY pensando. Y la fuerza
del ergo no recae sobre el pensando, sino sobre el estoy. En el estar estriba
la actualidad del pensamiento y por tanto su carácter mismo de realidad.
Contra lo que él pretende, no opera con el pensamiento en tanto que
dudoso, sino con el pensamiento en tanto que actual, es decir, en tanto que
realidad. Y ¿de donde saca su carácter inconcuso el pensamiento
pensante? Descartes dice qeu es una intuición, visión en la
que veo que es así. Pero no es la evidencia de un teorema, es que ESTOY,
en el carácter atingente, que tiene intención respecto del objeto;
ahí reside la fuerza del cogito, no en su carácter de certeza.
La certeza se funda en ese carácter radical de realidad que tiene el
acto intuitivo: no en lo que tiene de intuitivo, sino en lo que tiene de real.
El cogito me cogitare no es yo pienso que yo pienso, sino yo estoy viendo
que yo estoy pensando. ¿Qué relación hay entre estos
dos momentos? No es una identidad lógica del sujeto de la frase: pero
son dos, uno es el ego que forma parte del pensamiento pensado y otro es el
ego que piensa. No es una identidad lógica, sino una identidad en el
estar. Una realidad que no pueda más que estar intuyendo y viendo que
está pensando. La reflexión no es cuestión de juicio,
sino que es condición real de la propia inteligencia humana en tanto
que realidad. La intuición alcanza el objeto por sí misma, por
su intrínseca condición, sino sería dubitable hasta el
infinito. La identidad es el estar en la realidad que alcanza su objeto. Descartes,
con la idea de ser, ha llevado el asunto en una dimensión meramente
lógica. Tomás entificó la realidad, aquí verificación
de la entidad. Lo primero que ve en la inteligencia es que sea verum. En la
verificación de la entidad hay dos dimensiones. Una es la que da al
ego, que es la única realidad cuya realidad envuelve inconcusamente
la verdad. Pero hay un segundo caso en que la verdad envuelve inconcusamente
la realidad de su objeto: es Dios. Ide del ente infinito no puede venir de
mí mismo. Nos encontramos entre una verdad que emerge inconcusamente
de la realidad del yo y una realidad que emerge inconcusamente de la verdad
de la idea de Dios. Tensión en que se inscribe su idea de verdad.
III) Tercer paso: evidencia y verdad. Cuatro conceptos de verdad, cada uno
fundado en anterior, pero distintos.
I) La verdad como firmeza. Busca una verdad que sea certeza inconmovible.
Ya Parménides "corazón inconmovible de la verdad rotunda".
Aristóteles habla del principio primero del logos, del principio de
contradicción como el más inflexible. Pertenece al concepto
primigenio de verdad. Aquí no es verdad fundada en evidencias, sino
inconmovible en sí misma, por su interna estructura, en tanto que verdad:
firmeza.
II) Verdad como manifestación. Verdad es atributo de una perceptivo
clara ac distinta. Verdad es manifestación, no simplemente firmeza.
Fiermemente manifiesto. Esto es lo que es la evidencia para Descartes. Esto
pertenece al orbe de la verdad: la evidencia es incardinación de lo
verdadero en lo cierto.
III) Verdad como transcendental. Hay un concepto de verdad más radical:
en la percepción clara y distinta todo es algo. Cuando pienso verdades
evidentes, en lo que pienso es algo, aliquid. Aquí aparece la tradición
metafísica anterior. El aliquid se convierte con el ens. La verdad
como término de una percepción clara y distinta es ens, pero
ens precisamente porque es verdad. Todo lo clara y distintamente percibido
es aliquid, Y por ser aliquid es una res que se conviete con el ens. Verificación
transcendental de la entidad. Se convierte con el ens, pero partiendo de la
inteligencia. En Tomás era una conversión ha apelado de la entidad:
el ente conviene a la inteligencia divina y conviene a la humana en algún
modo. Tomás funde ambas dimensiones en la entidad de lo real: el ens
es inteligible por sí mis. Pero Descartes no orienta el verum transcendentale
al ens, sino a la inteligencia. Inflexión decisiva de la que nace la
filosofía moderna. La verdad es el transcendental primero: es el aliquid
verum. El verum transcendental envuelve la entidad del aliquid, que se convierte
con al res. No egología, sino egología transcendental. la certeza
del ego cogitans es el fundamento del orden transcendental para mí.
Este no se apoya en el ente sino en el ego que tiene certezas y percepciones
clara de algo. Esto para mí, pero quedan las cosas.
IV) Verdad como transcendente: Descartes no emplea la expresión. Se
trata de que el orden transcendental entero expresa la reaidad de las cosas
allende ese orden. Es lo que le importa a Descartes: fundamentar un saber
como ciencia no sólo de Dios, sino del hombre y de las cosas. Nihilidad:
incertidumbre no solo de la propia razón sino también de lo
que son las cosas. Ha probado a Dios. Creación acto libérrimo
que afecta a la razón y a las cosas.
1) Afecta a la razón. no solamente que ha creado libremente inteligentes,
sino que el orden objetivo de la razón podía ser disinto de
como es. Aquí continua a la filosofía anterior. Todo menos el
principio de contradicción para Ockam. Aquí incluso la contradicción.
Una vez creado el orden de mi razón es algo, aliquid. Por ser algo
tiene a Dios por autor. Dios principio transcendente del orden transcendental.
2) Mundo real creado libérrimamente.
a) Dios ha creado conforme a ideas que tenía en su mente. Estas ideas
son acto de su libérrima voluntad. En Tomás se trata de la esencia
de Dios y su imitabilidad ad extra, las ideas como esas imitaciones. Las ideas
preexisten en la mente divina, y Dios la intelige. Scoto: acto de voluntad
fontanal que consiste en crear las propias ideas. Scoto lleva la libertad
y la contingencia de la realidad a la propia esencia divina.
b) Este mundo es conforme a sus ideas. Es una realidad pre-intelecta, aunque
consecutivamente a un acto de voluntad, y tiene por tanto un verum transcendentale:
adecuada a la idea que Dios ha tenido de la realidad.
3) Los dos vera transcendentale (orden objetivo de mis conceptos y la transcendentalidad
según la cual la realidad está de acuerdo con las ideas divinas)
son absolutamente independientes.
a) Son dos verdades transcendentales absolutamente independientes. Dios podría
haber creado un mundo que nada tuviera que ver con las verdades transcendentales
de la propia razón. No habría verdad transcendente.
b) Dios libremente los hace coincidir. No pro atributos entitativos de Dios.
Descartes sigue fiel a la verificación de la realidad. Es la veracidad
divina. En Tomás hay una coincidencia necesaria de los dos órdenes:
la entidad es inteligible porque ha sido preinelecta por Dios; en Descartes
queda referida a la voluntad divina. La coincidencia no se funda en la inteligibilidad
de lo real, sino en la voluntad veraz de Dios. La unidad del orden transcendental
queda definitivamente quebrada. La historia irá acabando con esa veracidad
divina.
En Descartes tenemos un racionalismo voluntarista. Voluntad de razón.
Por parte de Dios libre al crear el orden de la razón y el del mundo.
Disociación. Para Tomás el ente en tanto qeu ente es sujeto
de un verum transcendentale referido a Dios yreferido a las inteligencia finitas.
El transcendental primero es ahora el verum y de ahí la disociación.
La verdad podría ser completamente distinta para la mente humana y
para las cosas reales. Son inteligibles las cosas por un acto de voluntad.
Disociación radical de las dos dimensiones para toda la filosofía
posterior. Verificación de la realidad. Ha resbalado sobre el carácter
real del pensamiento y esto le lleva a disociar las dos vertientes del verum.
Si pone de acuerdo es por un atributo moral: veracidad. De ahí que:
1) El transcendental primero no es el ens sino el verum, tanto en el hombre
como en Dios veraz.
2) Verdad transcendente no fundada en la inteligibilidad del ente, sino querida
por Dios.
3) Verdad transcendente es una verdad de hecho: verdad de la creación.
4) Orden transcendental no es necesario, sino contingente radicalmente. No
juego de certezas e inseguridades: Descartes cala en el carácter transcendental
del ego y en el carácter transcendental de la voluntad divina.
Cada verdad se funda en la anterior. Y la verdad transcendente es un carácter
libérrimamente querido por Dios. Descartes se mueve a liminie en el
horizonte de la nihilidad. Descartes mismo lo dice al final de la cuarta meditación
(texto): allí aparecen los cuatro conceptos de verdad. Horizonte de
la nihilidad. Descartes mismo: algo intermedio entre Dios y la nada en la
medida en que estoy creado. El asentimiento en un juicio a la verdad remite
a la verdad transcendente de las cosas y con ello a Dios. Por su carácter
voluntario el error es falsificación, pecado contra la razón.
Se verifica la entidad y se moraliza la estructura del juicio. El horizonte
de la nihilidad es el principio mismo de la filosofía cartesiana. Incertidumbre
no sólo orla de inseguridad en el conocer (Ockan), sino condición
misma del ego. Filosofía primera como marcha desde la nada hacia Dios,
llena de incertidumbre y ansiosa de evidencias. La filosofía se ha
vuelto una antropología abierta a la teología. Filosofía
como antropología transcendental, después ya no teología.
Anterior |