Epicuro

(Samos, según una tradición, o Atenas, según Diógenes Laercio, 341 a.J.C.-Atenas, 270). Filósofo griego que creció en Samos, donde su padre, colono ateniense, era maestro. Discípulo de Pánfilo (en Samos) y de Xenócrates (en Atenas, 323), enseñó en Mitilene, en Lámpsaco y en Atenas, donde abrió una escuela en un jardín. De sus muchas obras sólo se conservan tres cartas (a Heródoto, a Pitocles y a Meneceo) y ochenta aforismos (en un manuscrito vaticano descubierto en 1822). Los caminos para entrar en la ciencia (que eran introducción psicológica para la filosofía) constituyen la Canónica, y su descripción de la naturaleza se basa en el atomismo de Demócrito, en cuyo total determinismo introduce un germen de libertad mediante el «clinamen» (libertad tan sólo inmanente y cuya tarea estriba en llevar a la felicidad mediante un uso racional y mesurado del placer). Lejos de ser hedonista, Epicuro da a la prudencia un papel decisivo para poder alcanzar la ataraxia (placer que no acarree luego dolor) y prohíbe toda ostentación del individuo, el cual ha de replegarse sobre sí para mantenerse «libre» en su interior.

 

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