Aristotelismo


Corriente de ideas medieval, basada principalmente en la interpretación de la obra aristotélica a partir de comentarios de pensadores cristianos o musulmanes. Serie de tratados que no forman un cuerpo acabado ni sistemático, la obra de Aristóteles se prestaba a ser comentada e interpretada desde puntos de vista diversos. Pudo influir así en Plotino, autor de una compleja síntesis (neoplatonismo) que fecundaría la filosofía cristiana ya a fines del Imperio romano (san Agustín) y la dominaría durante la Alta Edad Media. En esta época sólo se conocen los escritos lógicos de Aristóteles (traducciones de Boecio y comentarios de Porfirio) y la filosofía sigue a Platón; sin embargo, en los ss. XII y XIII, los escritos físicos y metafísicos aristotélicos llegan a la Europa latina (comentaristas árabes, sobre todo Averroes, traductores de Toledo, comentaristas de Oxford) y provocan fuertes debates en la Iglesia: Siger de Brabante (que defendía la eternidad del mundo, la no inmortalidad del alma individual y la existencia de una doble verdad filosófica y teológica) y la Universidad de París (con la condena del aristotelismo en 1277) son su mejor tipificación. Mientras tanto, Tomás de Aquino había articulado el naturalismo de Aristóteles con los dogmas teológicos y su aportación se convertía en base de la filosofía cristiana (definida luego como aristotélico-tomista) de siglos posteriores. El Renacimiento también conoció (en Padua y a instancias de Pomponazzi) un nuevo aristotelismo. Por lo demás, Aristóteles determina el marco de los problemas filosóficos en casi todos los pensadores de la tradición occidental. epicureísmo. A pesar de su nombre, no fue Epicuro el verdadero fundador de esta doctrina, sino Aristipo de Cirene, discípulo de Sócrates, quién propagó una teoría propia de los sofistas, según la cual la felicidad está en el goce de los placeres sensibles. Epicuro hizo derivar su doctrina de esta teoría del placer como supremo bien de Aristipo, a la que dio un mayor desarrollo. Sucesores de Epicuro fueron Hermarco (heredero de la casa y del jardín de su maestro), Polístrato, Dionisio, Basílico y Apolodoro. Se multiplicaron los centros epicúreos: en Lámpsaco, en Mitilene, en Antioquía y en Roma. El epicúreo romano más célebre fue Lucrecio, autor del poema «De la naturaleza de las cosas». Al inicio de la era cristiana existían todavía en el Imperio romano comunidades epicúreas; después, la doctrina fue enseñada por maestros aislados, tales como Diógenes de Enoanda o Colotes, al que combatió Plutarco. El epicureísmo conoció una renovación en el s. XVII con Gassendi, cuya física (un atomismo epicúreo) influyó en el materialismo moderno (Marx hizo su tesis sobre Epicuro y sobre Demócrito).


 

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